miércoles, 21 de octubre de 2009

Basural de Puente de Hierro


En el pasado mes de Septiembre, Oikos red ambiental informó que en Puente de Hierro, Guaymallén, ha crecido un basural clandestino donde se han encontrado deshechos patogénicos de hospitales, animales muertos y hasta féretros. Se trata del basural más grande de Mendoza pero desde la municipalidad de Guaymallén dicen que está controlado.
Este basural ha crecido a sus anchas con el aporte de muchos que han depositado desde residuos patológicos hasta féretros, entre las 200 toneladas diarias que allí se vierten.
A pesar de que para ingresar al mismo por una huella no hay carteles indicadores de ningún tipo pero pueden verse montículos de basura -residuos de construcción, principalmente-, los pobladores que viven en la zona explicaron a los ambientalistas que, varias veces al día, ingresan camiones para depositar allí los residuos. Esto sucede desde hace muchos años y puede observarse por los caminos y huellas que se adentran hasta en el corazón del vaciadero.
A medida que los ambientalistas de la red Oikos fueron adentrándose, comenzaron a descubrir la presencia de otro tipo de restos que deberían estar, por lo menos, en un camposanto y no en un basural: cajones, planchas metálicas, mármoles, flores de plásticos, según indica la denuncia.
El hedor que penetra violentamente corresponde a animales calcinados, restos de caballos, algunas zonas incendiadas, residuos de hidrocarburos y otro tipo de deshechos que no han sido identificados.
La contaminación de los restos, de acuerdo con lo denunciado por Oikos, ha afectado el agua: "tiene un color gris oscuro y despide un fuerte olor caraterístico de los procesos anaeróbicos. El canal de riego recibe aguas del canal Pescara y forma parte del sistema que desemboca en Lavalle, donde el problema de la contaminación es enorme", señala el informe ambiental. En algunos sitios, observaron los ambientalistas, la basura cae libremente al agua. Cerca de allí, hay tres piletas donde desagota el agua de un barrio.
A este panorama se le suma el social: la gente que sobrevive gracias a los que otros depositan allí, separando residuos por su valor -plásticos, cartones, papeles-. También están aquellos que recogen basura para transportarla a los corrales cercanos, basura que sirve para alimentar a los chanchos, que luego son faenados y vendidos en el circuito comercial.
El informe de Oikos critica que, a pesar de que el vaciadero es conocido desde hace muchos años, las promesas de los funcionarios nunca se han cumplido. Entre ellos, Oikos asegura que hay convenios entre el Gobierno y el municipio de Guaymallén para cerrar el lugar pero que estos acuerdos han caído en letra muerta.


Tratamiento de residuos patológicos

Quince días después de realizada la denuncia por Oikos, el gobierno anunció que implementará un nuevo sistema para tratar los residuos patológicos y farmacéuticos. Según indicó Guillermo Carmona, este nuevo procedimiento implica “un paso adelante en la gestión de residuos patológicos en la provincia, poniendo a Mendoza en una posición de avanzada y dando solución a un problema de vieja data”.

Una vez recolectados, serán transportados hasta una planta de tratamiento con autoclave donde serán esterilizados y en el caso de los residuos farmacéuticos, contarán con un proceso en hornos pirolíticos que permitirá que el resultado final sea un residuo similar al urbano. Luego van a una celda de seguridad, “más allá que no tengan peligrosidad”, destacaron los técnicos de la Secretaría.
En ese sentido, remarcaron como diferencia que en la actualidad los residuos “no están tratados”, pero además, que cada operador hoy paga una tarifa diferencial de acuerdo a ciertos factores como la distancia, que sería resuelto con el nuevo sistema que además propone una tarifa unificada.






Fuentes:

Oikos red ambiental
Diario Los Andes: http://www.losandes.com.ar/
MDZ on line: http://www.mdzol.com.ar/

martes, 20 de octubre de 2009

Minería en Uspallata


Minería en Uspallata


En el mes de agosto, Oikos red ambiental pidió a la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia que se suspenda el proceso de consulta pública relacionada con el proyecto minero San Jorge, para que cualquier persona pueda tener acceso a los detalles del informe de impacto ambiental confeccionado por la empresa.
La información a la que tenía acceso el público era parcializada y resultaba falaz a la hora de querer conocer a fondo el tema. Dentro del expediente ofrecido para la “consulta” faltaba una pieza clave, y tal vez la más importante en esta historia: el dictamen técnico que debería haber sido presentado por la Universidad Tecnológica Nacional, y que recién hace algunas semanas fue exhibido.
Oikos planteaba que si no se disponía de la información necesaria para comprender los alcances del proyecto, entonces se estaba restringiendo gravemente el derecho de los ciudadanos a informarse debidamente para participar activamente en el debate, es decir, se disminuía la calidad de la participación, y esto iba en contra de toda la doctrina y la jurisprudencia sobre el tema.

La idea de Oikos no fue impedir que este proceso -que culminará con la audiencia pública- se concrete. Al contrario, se buscó subsanar esta falta y dejar en claro que, si el Estado provincial no actúa al respecto, no sólo se enfrentaría a una presentación judicial, sino que se convertiría en cómplice de la violación de la Ley Nacional de Libre Acceso a la Información Pública Ambiental (25.831).
La cuestión de si la minería contamina o no, y si realmente se justifica en términos económicos que Mendoza ceda sus yacimientos a empresas internacionales, está en discusión estos días. Y si bien el Gobierno provincial intentó calmar los ánimos convocando a entidades científicas y académicas, organizaciones no gubernamentales y al público en general a una consulta pública para que se interioricen de los detalles del proyecto minero San Jorge, que planea explotar cobre y oro en Uspallata durante 17 años, las críticas persisten.

Varios de los vecinos llevan una lucha incansable para frenar el emprendimiento, a cargo de la compañía de capitales canadienses Coro Minning, representada a nivel local por Minera San Jorge, porque temen que las tareas de explotación dejen serias consecuencias ecológicas y sociales en el lugar.

Pero no todos piensan igual. Otros creen que la iniciativa permitirá el progreso de la zona y dará fuente de trabajo a cientos de familias. Consideran que estar adentro es la mejor manera de controlar que las tareas se hagan bien. Estas posiciones encontradas son las que han generado divisiones entre los lugareños desde hace varios meses.


El tesoro del agua

Según señalaron los lugareños, ése fue el punto de partida para la conformación de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados, quienes levantan las banderas en contra de la minería metalífera a cielo abierto.

"El informe de impacto ambiental presentaba errores groseros: como por ejemplo, no declara con precisión la cantidad de agua que se va a usar y los mapas no son claros", enumeró entre varias otras cosas, Viviana Valdez, una de las vecinas que integran ese nuevo grupo.

"Nosotros vivimos del turismo -siguió Viviana-. La gente elige visitarnos por nuestro ambiente tranquilo, el clima, el paisaje y el aire puro. Sabemos que si aceptamos esto va a ser el fin, porque ningún turista va a querer venir. ¿Quién nos va a asegurar que la empresa va a cumplir con todo lo que dice para que acá no pase nada malo?".

Para ellos, el agua es el centro de toda discusión. "La empresa dice que va a tomar lo que necesiten del arroyo ?El Tigre' que pasa por el predio, pero se trata de una cuenca cerrada y que sólo recibe agua cuando hay nieve acumulada. Es decir, tiene poco caudal. Entonces, nada nos asegura que si no les alcanza usen el arroyo El Chiquero, que es el que nos abastece a nosotros", explicó Andrea Fietta.

Además les preocupa el impacto social que generará la explotación minera. "Esto lo ha admitido hasta la propia empresa en su informe. Dejaron constancia de que la llegada de gente nueva para trabajar acá (de sexo masculino) va a desatar la prostitución, drogadicción y alcoholismo. Ahora, nada de eso ocurre, motivo por el cual muchos hemos elegido este lugar para vivir", destacó Andrea.