martes, 29 de diciembre de 2009

La UNCuyo pretende participar en la reforma del Código Minero

Para el rector Arturo Somoza , "la problemática minera es una de las preocupaciones ambientales y debe enfocarse con racionalidad".

Tras la aceptación por parte de la Universidad Nacional de Cuyo de fondos provenientes de las utilidades de un yacimiento minero en Catamarca, lo que derivó en graves incidentes por grupos estudiantiles y gremiales, el rector Arturo Roberto Somoza salió a aclarar la posición de la UNCuyo respecto al tema y sostuvo que no haber recibido esa plata hubiera puesto a su gestión al borde del incumplimiento de los deberes de funcionario público."No se encontraba en debate la aceptación de esa partida -$ 1.400.000- porque proviene de una ley y estamos obligados a cumplirla, de otra forma hubiéramos violado una norma legal. Pero, por otra parte, nos preocupa que se confunda la posición del Rectorado y de los consejeros superiores, que en ningún momento se pronunciaron a favor de la minería contaminante, a la que, por supuesto, nos oponemos; nadie avala la minería contaminante".Para el rector, "la problemática minera es una de las preocupaciones ambientales y debe enfocarse con racionalidad". A su juicio, "hay sobradas muestras de compromiso de la Universidad con estos temas, como, por ejemplo, haber participado en la elaboración de la Ley de Uso del Suelo y el ordenamiento territorial. Inclusive, a partir en febrero, tendría que decidirse cuáles son los ejes a desarrollar por Mendoza para tener un ambiente sostenible, justo y equilibrado". El académico sostuvo que el actual modelo productivo está agotado y debe ser modificado por otro.En otro orden de cosas, planteó que la institución a su cargo, integrante del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), participa en ese contexto de la idea revisar el Código Minero y ver cómo se lo mejora, alternativa que es apoyada por el Consejo Superior.Y también dijo que otra muestra de compromiso con el ambiente, es el programa universitario de capacitación para agentes municipales. "Entendemos que la poca capacidad de contralor del Estado es una legítima sospecha de la gente, y de ahí se deduce que la debilidad de la temática ambiental no está tanto en la ley, sino en la aplicación de la norma. Entonces, se presenta un mecanismo cultural preventivo: si no vamos a poder controlar, hay que impedir hasta que se pueda supervisar adecuadamente. De este planteo, que es entendible, se sale con racionalidad, con conocimiento, de otra forma quedamos encerrados, salvo que se aspire a tener un país sin industrias ni capacidad productiva", sostuvo. Advirtió que el mismo debate que se focaliza en la minería debería estar presente en las otras actividades contaminantes que tiene la provincia. "No veo -afirmó- movilizaciones para que se determinen los responsables de la contaminación del canal Pescara; o terminar con el mecanismo consumista de las botellas de plástico no reciclables o la contaminación de los ríos con agroquímicos". Sobre los episodios ocurridos en la reunión del Consejo Superior, el 15 de diciembre, Somoza señaló: "Vamos a tener un capítulo particular con la Fadiunc -el gremio que nuclea a los docentes de la Universidad Nacional de Cuyo- porque le solicitamos que se expidiese condenando los actos de violencia y no lo ha hecho; es más creemos que los han avalado por una solicitada de ellos publicada en los diarios". MT

Fuente: Diario Los Andes
Link: http://www.losandes.com.ar/notas/2009/12/26/sociedad-463975.asp

lunes, 28 de diciembre de 2009

"Copenhague: Fracaso en la cumbre del clima"



La conferencia sobre el clima de Copenhague organizada por la ONU concluyó con un acuerdo de mínimos promovido principalmente por los ricos y poderosos del planeta, que aplazó los grandes objetivos y chocó con el desacuerdo de los países pobres.
Todos los especialistas coincidieron en que el acuerdo está muy por debajo de las expectativas generadas por un proceso de negociación que comenzó hace dos años en Bali (Indonesia).

Gran parte de las trabas en las negociaciones tuvieron su epicentro en las diferencias entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo. Los países desarrollados ofrecieron amplias formas de financiar a los países en vías de desarrollo para que puedan mitigar y hacer frente al Cambio Climático, pero con justa razón el G77 (el grupo de los países emergentes) se opone a la palabra financiación ya que tiene que ser por vía de transferencia y no por endeudamiento que la ayuda debe venir.

Los países industrializados son los responsables de la gran mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero y de que se registre la concentración de C02 en la atmósfera más alta de los últimos 650.000 años.

China y Estados Unidos, son considerados los países más contaminantes del planeta. El primero, principal productor de carbón para generar electricidad y cemento y número uno como emisor de CO2, uno de los principales gases que producen el efecto invernadero. El segundo, que produce más del 30 por ciento de los gases contaminantes y que no quiso adherirse al Protocolo de Kyoto (único mecanismo para contrarrestar el cambio climático).

Por su parte Argentina ha tomado una posición practicante neutral, más allá de que integramos el G77 no hemos fijado compromisos ni metas claras. Lamentablemente nuestro país fue uno de los pocos que no envió a su Jefe de Estado encabezando su delegación. De Latinoamérica han participado activamente la mayoría de los países con sus respectivos presidentes: Brasil, Bolivia, Colombia, México, Venezuela, un país en la que su economía se basa en la explotación de combustibles fósiles. Hugo Chávez reclamó fuertemente por los compromisos que los países desarrollados deben adoptar.

El acuerdo de Copenhague fue elaborado el viernes 18 de diciembre por los jefes de Estado y de Gobierno de unos 30 países industrializados, emergentes y en desarrollo, encabezados por el presidente estadounidense Barack Obama. Sus principales promotores fueron Estados Unidos, la Unión Europea, y cuatro grandes potencias emergentes: China, Indonesia, Brasil y Sudáfrica.


Las promesas más concretas son las financieras: el texto prevé una ayuda inmediata de 30.000 millones de dólares en un periodo de tres años (2010-2012) para los países en desarrollo y una meta progresiva de 100.000 millones anuales a alcanzar en 2020, procedente de fondos públicos y privados, bilaterales y multilaterales.

EL documento reconoce también la necesidad de contener la elevación de la temperatura de la Tierra en 2º C respecto a la era preindustrial. Aunque varios Estados isleños querían que el tope fuera de 1,5º.
El acuerdo permite por primera vez enrolar a todos los grandes países contaminantes, tanto industrializados como emergentes, en la lucha contra el cambio climático, pero no fija metas ambiciosas ni un marco vinculante. Ya que se destaca el hecho negativo de que el documento no fija plazos ni garantías de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

El texto logrado en Copenhague, que fue criticado sólo por cinco estados: Sudán, Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua, también será recordado porque representa la poca importancia que los países del primer mundo le dan a los efectos negativos que sobre la atmósfera provocan los desechos de los procesos industriales de las empresas asentadas en sus tierras realizan: uso desmedido de combustibles fósiles, centrales térmicas, etc.


Estos son los principales puntos del acuerdo:

-Se mantienen los 2ºC de aumento máximo de la temperatura media de aquí a 2050. Pero esta meta no está acompañada de garantías, ya que el acuerdo no menciona dividir por dos las emisiones contaminantes antes del 2050, ni fija la fecha en la que deberían dejar de aumentar.




  • Antes de febrero de 2010 los países industrializados del Protocolo de Kioto -todos salvo EEUU- y los sujetos a las obligaciones actuales de la COP -EEUU- deberán especificar sus objetivos de reducción de emisiones (mitigación) para 2020.

  • Los científicos recomiendan una reducción conjunta de entre el 25 y el 40%, difícil de alcanzar con las cifras anunciadas por los países ricos.

  • La mitigación y las ayudas financieras a los países pobres serán "medidas, reportadas y verificadas" por Naciones Unidas.

  • Los países emergentes -China, India, Brasil, Sudáfrica...-moderarán el ritmo de sus emisiones de CO2, pero con límites autoimpuestos. Se controlarán sus progresos respetando "su soberanía nacional".

  • Las naciones más pobres y los estados insulares en desarrollo podrán tomar acciones voluntarias para mitigar sus emisiones.

  • Para los países emergentes y menos desarrollados se maneja una reducción conjunta del 15 al 30% para 2020.

  • Se eliminan los objetivos globales de reducción de CO2 para 2050 apuntados hace dos años en la Conferencia de Bali

  • Se reconoce la ayuda prometida por los países industrializados: entre 23 y 30.000 millones de dólares de aquí a 2012, y para 2020, unos 100.000 millones de dólares anuales.

  • Creación de fondo 'verde' para financiar iniciativas de lucha contra la deforestación de países en desarrollo con grandes áreas boscosas o selváticas.

    Obligación Jurídica:

    El protocolo de Kioto es por ahora el único instrumento legal contra el calentamiento climático a pesar de que no concierne más que un tercio de las emisiones mundiales.

Fuentes:

http://www.losandes.com.ar/http:/

www.diariouno.com.ar/

http://www.jornadaonline.com/